miércoles, 6 de mayo de 2015

Museo Fray Pedro Gocial

Museo Fray Pedro Gocial


DIRECCIÓN: Cuenca 477 y Sucre 
HORARIOS DE ATENCIÓN: Lunes a Sábado 09:00 – 17:30 , Domingos de 09:00 – 12:30.
COSTOS: Nacionales Adultos 2,00 , Estudiantes y adultos mayores 1,00 , Niños 0,50 ctvs. Extranjeros adultos y estudiantes 2,00 , niños 1,00.

Tour Virtual Convento y Museo San Francisco 
Museo Fray Pedro Gocial

Al llegar los franciscanos a Quito el 6 de diciembre de 1535 con Fray Jodoco Rique a la cabeza, se establecieron en los terrenos que habrían sido ocupados por las viviendas de los principales generales del ejército de Rumiñahui; los generales Quisquis y Calicuchima. 
Posteriormente, el 25 de enero de 1536 se termina de construir una Capilla sencilla de techo de paja la cual llamaron “Capilla de la Conversión de San Pablo”, ya que en esta fecha la Iglesia Católica celebra la conversión de este apóstol. 

Es decir el nombre el nombre “histórico” de este Convento es " Convento Máximo de la Conversión de San Pablo". Conocido como Convento e Iglesia de San Francisco de Quito.  
Posteriormente fueron construidas otras capillas con material de adobe y paja, tal es el caso de la Capilla de San Buenaventura o de Veracruz donde escuchaban misa los españoles. Junto a esta se levantó una capilla dedicada a la Virgen de los Dolores, capilla también conocida como “Capilla de Cantuña”, se la llama así porque fue levantada por Francisco Cantuña en el Siglo XVII, en esta Capilla escuchaban misa los indígenas. 
A mediados del siglo XVI se inicia la construcción de la Iglesia o Templo Mayor junto con el claustro principal, quedando terminada la construcción arquitectónica en 1605, para culminarla en su totalidad en 1650 con el actual “Claustro del Museo”. 
La construcción del convento máximo de los franciscanos duró un poco más de un siglo, por lo que fueron muchos los cambios y adaptaciones de estilo arquitectónico así como también de la ubicacion de las distintas dependencias del convento.
El Museo esta conformado por 6 Salas, además del convento y el coro de la iglesia. 

  • SALA 1 
Esta sala muestra el ferviente reconocimiento que la Comunidad Franciscana de Quito hizo a su “padre espiritual”. Todas las obras aquí expuestas se refieren a los pasajes más significativos de la vida del Santo, estas obras sirvieron para enseñar a los nativos y criollos de Quito quién fue San Francisco de Asís así como la creación de sus tres órdenes franciscanas.
Algunas de las obras que podemos encontrar en esta sala son: Orden de los terciarios atribuida a Andrés Sánchez Gallque, cinco lienzos que representan a la momentos de la Vida del Santo Franciscano,  San Francisco de Asis, atribuidas a Miguel de Santiago.  
  • SALA 2
Permite conocer una de las actividades más importantes de la vida religiosa de los franciscanos de Quito. La Procesión de Semana Santa. Un documento del Obispado de Quito, de abril de 1546, contiene la adopción de los usos y costumbres de la Iglesia de Sevilla, para la Iglesia de Quito y la celebración de la Semana Santa que era la culminación del tiempo de Cuaresma. Desde fines del siglo XVI, en la iglesia de San Francisco estaba organizada la Cofradía de la Santa Cruz, con cofrades españoles e indígenas. La práctica principal de cada grupo eran las procesiones, mismas que salían por las calles los miércoles y viernes de Cuaresma, los miércoles a cargo de los indígenas. 
Las procesiones de Semana Santa revivieron, en Quito, las escenas de los pasos de Sevilla y dieron ocasión para que los escultores representen los episodios de la pasión de Cristo. Todas las esculturas de esta sección datan de los siglos XVII - XVIII y son atribuidas, en su mayoría al famoso Padre Carlos. 
Las esculturas expuestas en esta sala representan los pasos del “Vía Crucis”, es decir los momentos previos que Cristo pasó antes de su crucifixión. Sin duda alguna la escultura que más representa a este convento es la Jesús del Gran Poder, ya que forma parte de una de las procesiones más famosas que se realizan el Viernes Santo. Esta devoción se crea por los frailes franciscanos, la misma que se ha realizado ya por más de 55 años. 
  • SALA 3
En esta sala se encuentran imágenes alusivas a la Virgen María. En la época colonial era muy común representar a la Virgen María por la devoción particular que se tuvo  a la Madre de Dios. La Virgen en Quito, ha sido y es uno de los iconos más representativos de la vida religiosa cristiana. En esta sala se exhibe esa tendencia artística que envuelve a esta gran devoción que los quiteños han tenido a la Imagen de la Santísima Virgen. La Virgen de la Inmaculada, que exhibe el Museo es una de las tantas réplicas que se hizo de la original en el siglo XVIII. Debido a la belleza de la escultura las distintas cofradías realizaron algunas reproducciones de la imagen “Legardiana”. La imagen original reposa en el Altar Mayor de la Iglesia, en las manos de la escultura original se encuentra la firma del autor y la fecha de elaboración 7 de diciembre de 1734.
  • SALA 4 
En esta sala se rescata la ardua tarea evangelizadora de la comunidad franciscana en tiempos coloniales ayudados por la colección “Doctrina Cristiana” conformada por 8 cuadros, cada cuadro tiene un copete que representa a las “Letanías de la Virgen”; al fondo de la sala se aprecia uno de los cuadros de Miguel de Santiago “La Inmaculada Eucarística” o también conocida por algunos como el cuadro de los “Arrepentimientos”. Observaremos 2 bargueños pequeños o “secreteros” del siglo XVIII. Finalmente algunos esculturas pequeñas o “bocetos” para la realización de los artes finales, destacándose el boceto de la escultura de “San Francisco recibiendo los estigmas” cuya obra final se encuentra en una de las paredes laterales de la Capilla de Cantuña y que se atribuye a Manuel Chili “Caspicara”.
  • SALA 5 
En esta sala podemos apreciar cuadros que datan del siglo XVIII, elaborados en alabastro que es mármol tierno; este material se encuentra en la hacienda YURAC, en Tolontac, cerca de Píntag. Los cuadros que apreciamos en esta sala representan algunos pasajes de la vida de la Virgen María. En el techo de esta galería observamos algunas pinturas que fueron ubicadas en este espacio como decoración en las que se puede apreciar animales y vegetales, algunos propios de nuestro medio, pero fueron conocidos por los pintores a través de los grabados que eran traídos de Europa. Estas pinturas representan el “cántico de las criaturas” de San Francisco, quien cantaba y alababa a la creación con especial mención de los animales y a las plantas.
  • SALA 6 
Esta sala está dedicada a San José el santo de devoción de los carpinteros, en épocas coloniales ésta actividad era muy demandada. Las imágenes del Santo fueron realizadas en gran número, la imagen paternal que representa San José inspiró a talentosos artistas para reproducir éste importante ícono cristiano. Por esa razón esta sala está dedicada a esta importante imagen, acompaña a ésta muestra algunos objetos de madera producto del ingenio y talento de los carpinteros en épocas coloniales.
  • CORO DE LA IGLESIA 
Este lugar estuvo consagrado a la oración de los religiosos franciscanos durante su vida conventual, y desde donde también podían recibir misa. 
El espacio físico fue construido por el Maestro Mayor Jorge de la Cruz Mitina y su hijo Francisco Morocho. La sillería coral en cedro fue hecha por Fray Francisco Benítez a finales del siglo XVI y tiene un total de 61 sillas, 36 en la parte superior y 25 en la inferior. La silla central estaba destinada al Hebdomadario, que era la persona encargada de dirigir el rezo o los cánticos. En la cabecera de la sillería encontramos esculturas talladas en alto relieve que representan a los santos mártires, en su mayoría franciscanos, se los dice mártires porque ellos murieron de una forma muy cruel por predicar el cristianismo. 
  • LEYENDA DE CANTUÑA 
Entre las múltiples leyendas quiteñas, una de las más populares es la de “CANTUÑA”. Cuenta que la Comunidad Franciscana contrató a un indígena de apellido Cantuña para que construyera el atrio, fijaron fecha impostergable para la entrega de la obra. A pesar  de que el contratista puso todo su empeño en hacer el trabajo, vio que era imposible entregarla en el plazo previsto. Desesperado invocó al Demonio y pactó con él a cambio de su alma, el atrio debía estar terminado antes de la salida del sol. Por la noche y madrugada miles de diablillos trabajaron arduamente para entregar la obra, pero Cantuña astutamente retiró una piedra y la escondió, por lo que  quedó roto el  pacto y salvó su alma.