jueves, 7 de mayo de 2015

Museo Convento del Buen Pastor

Museo Convento del  Buen Pastor



DIRECCIÓN: Benigno Vela y Av. Maldonado (La Recoleta)
HORARIOS DE ATENCIÓN: Lunes a Sábado 10:00 – 16:00
COSTO:   Adultos nacionales y extranjeros: $1.00, niños: $ 0.50


Fundado en 1835 por Santa María Eufrasia Pelletier, la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor es un instituto religioso apostólico de derecho pontificio que comprende a las Hermanas del Buen Pastor, las Hermanas Contemplativas del Buen Pastor y Asociados del Buen Pastor.
Con la apertura de la primera casa en la ciudad de San Felipe de Aconcagua el 25 de Mayo de 1855, la Congregación inició su ministerio de caridad y evangelización en Chile y América Latina, llevando adelante un gran desafío intelectual, laboral y espiritual  ya que una de sus principales vocaciones de servicio orientada al desarrollo de la educación femenina y a la rehabilitación de mujeres.
Este hermoso complejo arquitectónico corresponde a inicios del siglo XVII 
En este lugar se pueden encontrar el testimonio de dos épocas importantes de la Historia del Ecuador:
La Colonial y la Republicana. La Colonial representada por la magnífica arquitectura de la Iglesia y el Convento y sobre todo por la presencia aún de la ermita o cueva de recogimiento espiritual que perteneció a Fray Pedro Bedón (primer pintor de la escuela quiteña), en donde se encuentran frescos realizados realizados por él mismo sacerdote, siendo ésta una de las raras muestras, quizá la única en Quito.
De la época Republicana quedan los jardines; uno de ellos diseñados por el Doctor Gabriel García Moreno, así su obra de arte. No menos importante es el Salón Verde de estudio Francés que construyeron las religiosas y en el que se realizaban ceremonias estudiantiles y actos culturales. También se destaca la historia de labor y misión de las hermanas del Buen Pastor.

En un terreno de 2 hectáreas, junto al Ministerio de Defensa, se distribuyen el convento, un museo, una capilla, una casa de acogida, la Escuela Ángel de la Guarda y varios locales comerciales que arriendan para la manutención del monasterio y para costear las obras sociales.
Las primeras religiosas llegaron desde Canadá en 1871. Fue por pedido del entonces presidente Gabriel García Moreno. El propósito era crear un centro de acogida para la reeducación, rehabilitación y guía espiritual de mujeres abandonadas, huérfanas o que habían incurrido en actos de delincuencia y prostitución. “Ora es labora”, es una de las frases que inspira y motiva la labor social de esta congregación.

Entonces, las religiosas se instalaron en la Recoleta de Nuestra Señora de la Peña de Francia. Este fue un convento dominico, fundado por Fray Pedro Bedón, en 1600. Por un camino de piedra, la hermana Liz Reascos, guía y administradora del museo, desciende hacia la parte trasera del convento donde se conserva un antiguo mural, dentro una ermita. En este sitio encontraron siete cuevas que eran utilizadas por los frailes dominicos para los retiros espirituales y sus penitencias.
El Buen Pastor, representado en una escultura de piedra traída desde Latacunga, se impone en el patio central del convento. Alrededor se levantan tres pisos con muros que bordean los 80 cm de ancho. En la segunda planta, entre los corredores de madera están las habitaciones con una cama, un armario, una cómoda y un reclinatorio que revelan la sencillez con la que viven las religiosas.

En las paredes y techos se destacan los detalles florales pintados por las primeras religiosas que llegaron a Quito. Enredaderas y flores de lis enmarcan ángeles y santos que custodian el colonial templo. El frío y la humedad están acelerando el proceso de deterioro de los murales de este conjunto patrimonial. En dos pequeños nichos a ambos lados del altar se teje otra de las sorprendentes historias de este convento. “El corazón de Gabriel García Moreno y de monseñor José Ignacio Checa y Barba se guardaban en esos nichos”.

Actualmente hay unas 20 religiosas del Buen Pastor que mantienen una vida de retiro en Pomasqui y El Quinche. De sus hábiles manos salen las bandas presidenciales que por años han lucido los jefes de Estado ecuatorianos.