jueves, 7 de mayo de 2015

Museo Arqueológico Antonio Santiana

Museo Arqueológico Antonio Santiana


DIRECCIÓN:  Av. America Universidad Central del Ecuador Facultad de Filosofía

HORARIO DE ATENCIÓN: Lunes a viernes de 08:00 a 16:00.

TARIFA DE INGRESO:  gratuita.




En el subsuelo de la Facultad de Filosofía de la Universidad Central, se abren salas permanentes de arqueología del museo Antonio Santiana.  

Encontramos una colección de cráneos y de instrumentos indígenas contemporáneos, que son parte de una investigación de antropología física y etnográfica. Cuenta con dos salas de exposición y audiovisuales. En cada un hay un catálogo. También se exhiben objetos arqueológicos que no se destruyeron en el incendio de 1929. Ese año hubo una afectación porque se quemaron vestigios de madera, tejidos, huesos de mastodontes, entre otros. En 1959, Antonio Santiana trabajó en la colección de objetos.

El Museo Antropológico Antonio Santiana guarda una colección arqueológica de 1300 piezas y resalta la figura humana, plasmada en esculturas y artefactos utilitarios y rituales, inspirados en personajes reales que hablan no solo de un antropomorfismo sino también de un antropocentrismo de los pueblos prehispánicos. 

En este museo vamos a encontrar un atractivo diseño en el que se combinan murales, dioramas, textos explicativos y 27 vitrinas con valiosas piezas de las colecciones que pertenecieron a Jacinto Jijón y Caamaño, Federico González Suárez, Max Uhle y Antonio Santiana. 

El Museo Antonio Santiana, es el más antiguo del país y guarda un patrimonio de singular importancia tanto por su calidad arqueológica, cuanto por el alto nivel académico de sus donantes e investigadores.

Con el nombre de “Museo Arqueológico Nacional” adscrito a la Universidad Central, fue creado en 1925 por el Consejo Universitario siendo rector el Dr. Isidro Ayora.  Su primer Director fue el científico alemán Max Uhle, quien había sido traído al país por el eminente investigador Don Jacinto Jijón y Caamaño. 

Cuando el museo estaba ya funcionando y era admirado por su exposición de cerámica, metales, osamenta de megafauna e instrumentos modernos para la época, sufre un incendio el 9 de noviembre de 1929 que hasta la fecha nos ha dejado las secuelas de su afectación, pues se carbonizaron vestigios de madera, tejidos, huesos de mastodontes hallados en Alangasí y, lo que es más, todos los documentos de respaldo de las piezas arqueológicas, tornándose muy difícil conocer su procedencia individual. 

La catástrofe le llevó a Max Uhle a emprender investigaciones en varios lugares de su predilección; es así como entre 1929 y 1933, realiza intensas excavaciones en Cumbayá, Alangasí, Cochasquí, Carchi, Esmeraldas y Manabí. 

En 1933 le reemplaza en la cátedra de Arqueología y la Dirección del museo don Jacinto Jijón y Caamaño por poco tiempo, pues lamentablemente, por insidias políticas tiene que bandonar el país y cerrar el museo, no sin antes haber incrementado la colección arqueológica con nuevas donaciones suyas. 

Luego de casi 25 años, en 1959, los esposos Antonio Santiana y María Angélica Carlucci retoman la apertura del museo incrementando a la colección arqueológica una muestra de cráneos y varios instrumentos indígenas contemporáneos, frutos de sus investigaciones de Antropología Física y de Etnografía. 

En 1992 el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía concede la cátedra de Arqueología y la Dirección del museo al Doctor Holguer Jara Chávez, quien realiza un montaje cronológico de las piezas más representativas por culturas e inaugura una exposición arqueológica en 1994. 

La concepción teórica del museo de la Universidad Central contribuye a desvanecer el mito de América como el continente inferior y sin memoria histórica, y a desmitificar la vieja tesis euro centrista de la inferioridad de los pueblos americanos. Ante esa percepción deformada e histórica se redescubre a nuestros pueblos y a su proceso de su evolución cultural, en el tránsito de primitivas formas comunitarias hacia formas pluriclasistas de división del trabajo, lo cual se expresa en el desarrollo de múltiples ámbitos del saber y el hacer, como en la cerámica, la agricultura, la construcción de viviendas, caminos, embarcaciones, monumentos ceremoniales, textilería, orfebrería, platería, medicina. Se destaca el uso y conservación del suelo y del agua, mediante los cultivos en terrazas y la construcción de canales de riego; el conocimiento de la flora y fauna nativas, y la sabia utilización de las plantas medicinales para la satisfacción de sus necesidades básicas: alimentación, vivienda, vestuario, comunicación, fabricación de  herramientas y objetos ceremoniales.